La mirada desviada, los pelos y algún kilo de más

El diario ABC regalaba el pasado 8 de enero una portada en la que por efecto óptico se veía la imagen de la controvertida ministra española de Sanidad y Política Social bebiendo un vaso de agua y cuyos ojos- pasados por el tamiz del vidrio- tenían una disposición anómala por la cual los dos ejes visuales no se dirigían a la vez a un mismo objeto- estrabismo, RAE- y en el titular sentenciaba: Leire Pajín: desvía la mirada de la crisis. El contexto informativo era la rueda de prensa para presentar el anteproyecto de ley de igualdad de trato y no discriminación.

Hay quien ha interpretado la portada como “atrevida” o "humorística" aunque no es el calificativo que yo elegiría. En todo caso, el juego óptico “ridiculiza” no sólo a la ministra, libertad de expresión, sino a cuant@s personas estrábic@s somos o han sido.

Se me ocurre "un mal trago" y tantos pies posibles para una portada editorializante, pero lo de “desvia la mirada”, por muy figurado sentido que se le quiera conferir, traspasa un límite, el de la propia imagen que ancla el sentido. Sentido literal o sentido figurado.
Espero que la futura ley de igualdad de trato incorpore la discriminación por enfermedad, por discapacidad y por esas pequeñas “anomalías”que son tragedias para quienes las padecen y son ridiculizadas por otros.
Los motivos considerados discriminatorios en el anteproyecto son los contenidos en el artículo 14 de la Constitución, que hacen referencia a nacimiento, origen étnico, sexo, religión, convicción u opinión, edad, discapacidad, orientación o identidad sexual, enfermedad o cualquier otra circunstancia personal o social. Veremos el recorrido del anteproyecto, ruido legislativo o nueces de igualdad.
En todo caso si que es un revulsivo para sacar a la luz historias de discriminación, tratadas con mayor o menor seriedad. Precisamente la discriminación por apariencia física es probablemente una de las más actuales, el gordismo a la orden del día, el despido por unos kilitos de más. En estas historias es difícil deslindar por dos motivos: lo que para unos es un chiste para otros es discriminatorio. Otro titular de chiste. ¿A quién miran los medios de comunicación? Menuda gracia.