La guerra en Ucrania está dejando escenas dramáticas y situaciones emocionalmente difíciles. Es el caso de una intérprete ucraniana que, en plena traducción en directo para el canal de televisión alemán WELT, no pudo dejar de emocionarse ante las palabras del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski.
En un momento del discurso, cuando Zelenski decía
"Los
ucranianos sabemos exactamente lo que estamos defendiendo...", la
traductora se quebró.
De fondo se escuchó el llanto de la intérprete, que al
acabar las imágenes de Zelenski pudo articular un
"Entschuldigung..." (en
alemán, ‘lo siento’), cuando volvió la conexión al plató.
Dos situaciones que reflejan el dolor, como las de miles y
miles de refugiados que sufren de la sinrazón, personas como tu o como yo. La
indiferencia no es una opción. Como decía Elie Wiesel: ‘La indiferencia puede
tentar, incluso más que eso, seducir. Es mucho más fácil mirar lejos a las
víctimas. Es tanto más fácil evitar tales interrupciones groseras para nuestro
trabajo, nuestros sueños, nuestras esperanzas. Es, después de todo, torpe, una
inconveniencia, estar implicado en el dolor y la desesperación de otra persona’.
Por eso ‘la indiferencia no es un principio, es un final. Y, por lo tanto, la indiferencia es siempre el amigo del enemigo, beneficia al agresor, nunca a su víctima, cuyo dolor se magnifica cuando él o ella se siente olvidado’. Por eso hoy no podemos mirar hacia otro lado. Interdiversity