De, para y por la mujer

Andan estos días enfrascados algunos académicos (también académicas) de la Real Academia de la Lengua Española desmontando los libros de estilo y guías de buenas prácticas para evitar el sexismo en el lenguaje. Los juegos de palabras proliferan.

Coincidiendo con el 8 de Marzo hemos conocido también las diez premiadas con la distinción “Mujeres de Coraje”, entre ellas, la periodista de investigación colombiana Jineth Bedoya Lima, subeditora judicial del diario El Tiempo o la brasileña Pricilla de Oliveira Azevedo que dirigió la unidad de pacificación en la favela Santa Marta. En las biografías descubrimos diferentes luchas como la activista afgana por los derechos de la mujer, Maryam Durani; la presa política durante 11 años en Burma, Zin Mar Aung; la arquitecta Hana Elhbshi que denunció la violencia durante la Revolución libia; o la activista por los derechos de la mujer en las Maldivas, Aneesa Ahmed.

Mujeres de coraje como Shad Begum, implicada educación primaria y microcréditos a mujeres en Pakistán; Samar Badawi, que logró el voto para las mujeres en Arabia Saudí o Safak Pavey, la primera mujer con discapacidad en el parlamento turco. También Hawa Abdallah Mohammed Salih, que quiere regresar a Sudan y vuelve a hablarnos de Darfur.

Antes de que acabe este 8 de marzo un guiño a las mujeres de la crisis, las de aquí, las que están sin empleo, las que cobran menos que sus compañeros, las que no tienen para llegar a fin de mes, las que sufren enfermedades, las acosadas, las víctimas, las olvidadas. Todavía quedan muchas preposiciones para alcanzar la igualdad.

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